Nuestra época, sin duda, se caracteriza por el cambio de paradigmas. La educación, los docentes, no podemos permanecer ajenos a los distintos elementos de reflexión y cambio que hoy nos ofrecen y que nos hacen repensar los elementos formativos.
El punto de partida es la aceptación de que nos encontramos ante nuevos paradigmas que alteran profundamente el panorama socioeconómico del mundo contemporáneo y, por tanto, el panorama de la educación, los educadores y los educandos.
El primer contacto que tuve con la enseñanza la realice tal y como aprendí en mi época de estudiante, donde era poseedora de todo el conocimiento y no daba pauta para que mis alumnos aprendieran algo más de lo que yo les enseñaba.
Tuve la fortuna poco tiempo después de mis inicios de ser invitada a convertirme en maestra MAC (Maestro de Actividades Culturales), donde tuve una asesoría que desvaneció muchos de los paradigmas de la educaciòn que poseía como: los niños son papel en blanco donde el maestro escribe o los niños son esponjas que todo absorven. Aprendí a trabajar con el Método de Proyectos (inicio de la Nueva Escuela Mexicana).
A partir de entonces mi práctica docente ha sido enfocada a las grandes innovaciones que repercuten en los procesos educativos, siempre dispuesta y abierta a la actualización, para convertir los conocimientos, habilidades, aptitudes y valores en saberes que funcionaran para el alumno como una herramienta en su vida diaria.
